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DEL SAZÓN A LA SUPERACIÓN: LA GASTRONOMÍA COMUNITARIA EN PILARES

Publicado el 07 Octubre 2024

Escrito por Karen Cortes.

Entre una sinfonía de cacerolazos, licuadoras, cucharas y más, Martina con 57 años forma parte de la comunidad gastronómica de PILARES, espacio que encontró después de trabajar por 28 años en la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). Ahora junto a un grupo de 15 mujeres y 2 hombres que aprende de cocina internacional, nacional y repostería guiados por la Chef Mary Paz Estrada.

Martina por motivos de salud se vio obligada a darle un giro a su vida, la cual la llevó por el mundo de la cocina en el PILARES 20 de Noviembre, de la alcaldía Venustiano Carranza. Esto ha transformado su ritmo de vida, ahora es una mujer que vive con más calma y cocina para relajarse, luego de vivir a la defensiva por casi 30 años. A raíz de este cambio ha descubierto que guisar con amor y limpieza permite “dar para recibir lo que uno quiere”. Con esto ha dejado atrás una vida hostil para batir de paz su vida.

En esta cocina comunitaria se ha convertido en un salvavidas para las personas que acuden para aprender sobre los secretos de la gastronomía. A la par de la cocción y el horno se pone sobre la mesa la vida diaria, las preocupaciones, necesidades o logros que les atraviesan a este grupo de 17 personas.

El gusto por la cocina no es el único lazo que une a esta comunidad, la mayoría, tienen entre 50 y 79 años, han dedicado gran parte de su vida al trabajo, debido a enfermedades, caídas o alguna discapacidad, se han visto obligados a pensionarse. En algunos casos, han alcanzado la jubilación tras completar el tiempo necesario, dejando atrás sus profesiones.

La cocina, parte de la receta de la vida

En PILARES, la cocina no sólo es parte de la receta de la vida para olvidar los problemas, también un ingrediente fundamental es aprender a realizar distintos platillos para emprender y así tener ingresos económicos extras. Ejemplo de ello son personas como Leticia Santiago, con 58 años quien, decidió acudir a estas clases con el fin de mejorar su emprendimiento, “Yo entré porque tengo un pequeño negocio, quiero darle vida y darle comida diferente” a las personas, contó mientras cortaba apio para preparar una ensalada persa. Además aprovecha otros talleres que hay en PILARES de emprendimiento para consolidar las bases de su negocio.

Lourdes y Ricardo con 53 años, son un ejemplo de cocinar en pareja, acuden a las clases juntos para desestresarse y aprender. Gracias a su avance, cuidado y cariño que le ponen a sus platillos, Lourdes decidió emprender en su centro laboral desde hace 6 meses. Ella comenzó ofreciendo desayunos con ayuda de su esposo, debido al éxito entre sus colegas y porque “ya conocen nuestro sazón”, decidió ofrecer comidas completas. Hoy en día, este matrimonio lleva su menú a una oficina hasta el sur de la ciudad en tuppers para no generar basura con el uso de desechables. Esto les ha permitido tener un ingreso económico extra y ser buscados por sus servicios de catering en eventos familiares.

En la cocina hay espacio para todas las edades

Si bien este grupo, en su mayoría son personas mayores de 50 años, dentro de la experiencia y el calor también hay espacio a la juventud. Tres jóvenes con una historia única pero unidos por la gastronomía y el deseo de salir adelante encontraron en la cocina de PILARES “20 de Noviembre” un nuevo camino para transformar su entorno.

Hebe Vázquez, de 18 años, comparte una conexión profunda con la cocina gracias a su bisabuela, quien le enseñó desde pequeño a preparar pozole y birria. A través de la cocina, mantiene presente la memoria de su bisabuela, quien solía guiarlo con el aroma de los platillos, incluso cuando su memoria comenzaba a fallar. Hebe, quien anteriormente pagaba mensualmente más de mil quinientos pesos en una escuela particular de gastronomía y gastaba en la preparación de un platillo distinto de lunes a viernes (en su mayoría pastas), ahora acude a este taller de PILARES para practicar, evolucionar su cocina con alimentos diferentes y apoyar con la comida que él mismo guisa a los adultos mayores en asilos. En estos centros comunitarios, aparte de aprender a hacer sus propios platillos las y los usuarios tienen la facilidad de acudir al taller de formación empresarial para consolidar sus negocios, creando un logo e identidad de marca, un plan de negocios y una estrategia de marketing digital para que sus clientes identifiquen sus productos.

Daniela de 22 años, llegó a PILARES por el Festival del Cacao, buscando cumplir su sueño de estudiar gastronomía, algo que antes le impedían los altos costos. En este espacio, encontró un ambiente donde los errores son parte del aprendizaje comunitario, a diferencia de su experiencia anterior en otra escuela particular. Priscila, de 18 años y futura enfermera, también encontró en la cocina de este centro comunitario un refugio, “Aquí es donde me vengo a desestresar, aquí estoy bien y feliz, me hacen reír, básicamente es mi otra casa”. Este espacio le ha permitido vender sus postres que ella misma elabora en las clases para poder darse sus propios gustos y mantener sus estudios.

¿Cómo se conformó la cocina de PILARES “20 de Noviembre”?

El inicio de esta cocina fue entre algunas parrillas, anafres y utensilios de cocina que eran donados por las y los mismos usuarios, quienes se enteraron de las clases por los carteles que los talleristas pegaron en distintos puntos clave de la colonia 20 de noviembre, como tortillerías y mercados.

Gracias a la visita al parque Gran Canal el 8 de junio de 2023, la ahora Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, recorrió el PILARES “20 de Noviembre” en ese entonces como Jefa de Gobierno de la CDMX. Por este recorrido y por la labor que hacen día a día las usuarias de gastronomía recibieron más herramientas para cocinar, como un horno, estufa y refrigerador, donde ahora guardan sus insumos perecederos.

Esta cocina es una de las 56 aulas equipadas en PILARES para la elaboración de alimentos en comunidad. En particular, esta comunidad gastronómica ha generado una identidad muy representativa hacia afuera. Con acciones como la de la usuaria Patylu, quién mandó a crear un logotipo que es llevado a cada muestra gastronómica junto a un álbum de fotografías para recordar la vida culinaria en PILARES 20 de Noviembre.

Dicho álbum lleva el registro de los recuerdos del grupo y tiene el fin de mostrarle este histórico de memorias a las personas que piden informes para integrarse al taller y ser parte de las más de nueve mil 300 personas que aprenden a guisar, hornear, asar y freír en PILARES.

Ser parte de la comunidad gastronómica PILARES va más allá de sólo aprender a cocinar. Se trata de compartir anécdotas de vida, escuchar los problemas de cada persona, acompañarse, cuidarse entre todas y todos tomando la cocina como un respiro que permita olvidar al menos por unas horas sus dificultades o contratiempos personales. En cada historia, receta y sonrisa la cocina comunitaria se convierte en un escenario de resiliencia, de sueños que se cuecen a fuego lento.

Se agradece la participación de cada una de las personas que hicieron posible este texto sobre cómo se vive la gastronomía en PILARES, a Leticia Santiago, María del Pilar, María de Jesús, Lourdes Carreño, Yolanda Chavez, Rosario Sánchez, María Antonieta, Hercilia Avilés, Claudia Tellez y a las mencionadas a lo largo de este artículo.