Andragogía, de la teoría a la comunidad viva
¿Recuerdas la emoción de una persona que logró algo por primera vez? ¿Ese detalle que te dieron como muestra de agradecimiento?
Seguramente, tú ya has sido parte de ese afecto y de ese agradecimiento. Por tu paciencia, tu motivación y por acompañar a personas adultas mayores en su camino hacia la autonomía digital. Por ayudarles a sentirse importantes y capaces, y recordarles que nunca es tarde para aprender ni para reconectarse con el mundo.
Sabemos que muchas veces no es fácil para nosotras y nosotros como docentes. Hay actividades simultáneas, distintos niveles, tiempos ajustados, pero cada gesto de reconocimiento, cada palabra sincera nos recuerda por qué hacemos lo que hacemos: la importancia de educar en comunidad.
Gracias a ese esfuerzo, en PILARES hemos creado una verdadera comunidad de aprendizaje, donde las personas adultas mayores no solo adquieren habilidades digitales, sino que también se conectan entre sí, se apoyan mutuamente y celebran sus logros.
Lo que sucede en tu PILARES va más allá de enseñar “pasos” o herramientas. Enseñamos desde la educación comunitaria, que reconoce la dignidad, la historia y los saberes de todas y todos. Es esa cohesión social la que da sentido a cada sesión, a cada encuentro. Aquí es donde la andragogía suma un valor esencial: que fortalece nuestro enfoque.
Probablemente, ya lo practicabas sin saber su nombre, la andragogía es una forma de educar pensada para personas adultas. Se trata de construir aprendizajes significativos desde la experiencia, la participación activa y el respeto mutuo. Y en PILARES, se vive todos los días, desde y para la comunidad.
Seguramente te has dado cuenta de que no es lo mismo enseñar a un joven que a una persona adulta mayor. Los tiempos y la forma de aprendizaje son distintos. Los miedos, las dudas y las frustraciones también se hacen presentes. Y eso nos lleva, como docentes, a adaptar nuestra forma de enseñar: creando materiales, contenidos especiales, escuchando con atención, repitiendo con paciencia. Aunque muchas veces nuestro quehacer puede parecer discreto, es profundamente valioso. Porque cada asesoría que das, cada acompañamiento que haces, deja una huella en la vida de alguien.. Gracias por sostener con compromiso este proyecto comunitario, donde enseñar es también acompañar, y aprender es reconectarse con la vida.
Escrito por María Elisa Ortega Vaca
Fotos por la Coordinación de Comunicación Educativa Comunitaria